Visto desde la perspectiva del conocimiento, ‘Claridad de corriente’ no puede entenderse por transparencia, sino por inocencia; ‘Círculos de la rosa’, belleza virgen que se repite en cada niño; ‘Enigmas de la nieve’, pues eso, enigma, el enigma de la vida para el pensamiento. ‘Aurora’ (otra vez amanecer, ¿quedaba duda?) ‘y playa en conchas’, ocaso. Las conchas de la playa son los cadáveres que nos ha traído el mar, la historia. En resumen, el niño, tan inocente y hermoso, nueva y virginal realidad, sin embargo cargada de historia: las madres de las que hablamos hace rato, ¿recuerdas? (Ontología, metafísica, cultura.)
En consecuencia, el niño es una máquina que procesa muchos elementos, tornándolos en una sustancia turbia y agitada, él mismo en elementos contrapuestos, ‘Alegrías de luna’. Por luna, reflejo, en la misma línea. (Espero que se entienda,no puedo explicarlo más despacio.)
Y en consecuencia, ‘Si rica tanta gracia,/ Tan sólo gracia, siempre/ Total de la mirada:/ Mar, unidad presente’. ¿Y cuál es esa unidad? ‘Instante sin historia,/ Tercamente colmado/ De mitos entre cosas:/ Mar sólo con sus pájaros.’ Instante sin historia, dice, sin memoria, diría yo, colmado de mitos, no de ciencia. Y, de nuevo, al negar la asibilidad de la realidad: ‘Mar sólo con sus pájaros’, la belleza, la plasticidad, la afirmación, el cántico, la gracia, tan sólo gracia, dádiva. Vuelve a más allá, el mundo es un don, una gracia; hay un ser avasallador, universal, que nos lo regala.
Así que, en fin, el niño, el hombre: ‘Poeta de los juegos/ Puros sin intervalos,/ Divino, sin ingenio:/ ¡El mar,el mar intacto!’. Bien está que disfrutemos del mundo y no tengamos respuesta para tantas preguntas. ‘Irreductibles, pero/ Largos, anchos, profundos/ Enigmas –en sus masas./ Yo los toco, los uso.’, que dijera en ‘Más allá’. Qué feliz inocencia, círculos de la rosa.
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