(Ver entradas anteriores de Sobre cántico para leer el poema del que se habla.)
Vuelta al verso (en 80 ensayos). Las ondas refulgentes no son las de la luz, son las del mar. Esta luz reflejada es la que se desdobla en luz y brisa. Luz: inteligencia; brisa: memoria. Levantemos la imagen: hay una luz que se hunde en el mar y otra luz que rebota hacia la orilla en brisa marina. Esta brisa resbala (no se arrastra) marcando un rumbo (no carga, no lastre, no zahorra). El peso del pasado como rumbo necesario, no por imposición tradicionalista, sino por disposición natural.
Si abandonamos las Matemáticas por un momento y pensamos en las otras ciencias, el resto, cualquier científico de hoy se ríe de lo que era su ciencia un siglo atrás, el subdesarrollo en que se hallaba. Y esto que pasa hoy, dentro de un siglo volverá a suceder, y en cualquier momento del pasado o futuro en que usted quiera pensar. Para la ciencia, afortunada (y desgraciada) mente (pero esto sería motivo de otro ensayo, parte del cual, según me cuentan, ha escrito mi amigo Bertrand Russell, se me adelantó el mal icho), la memoria es peso y rumbo. La memoria profunda es la que permite el desarrollo de la ciencia, pequeños alcances que se suceden y acumulan.
Pero no sólo ciencia es el hombre, el hombre responde de modos muy diversos al sorprendimiento del mundo,y las más de las respuestas son rumbo, no peso, no arraigan ni en sus genes ni en su inteligencia de modo universal. Por mejor decir, sí conforma su naturaleza, inclusive su inteligencia, pero no arraiga en la memoria del hombre y mujer universales. Esto es el eterno retorno de lo idéntico de Friedrich. Hombres que creerán encontrar nuevas respuestas y no hacen más que reformular viejos planteamientos. ¿Existe un creador o no existe? Mañana vendrán más seres que responderán que sí y que no con los mismos u otros argumentos que usted y yo empleamos sin consenso posible. Y donde no hay consenso no hay ciencia. El rumbo que cada cual toma es bien distinto, sí, pero la cuestión es la misma y las respuestas finales constituyen un conjunto ya cerrado. Cada ser idéntico al anterior e igual al siguiente, que dije una vez, como gota de agua que sucede a una gota de agua a la que es idéntica y será sucedida por otra idéntica gota de agua. No es tradición, que es memoria, peso en palabras de Jorge, es naturaleza (y otra vez me da por pensar en Hölderlin), instinto (y pienso en Nietzsche).
¡Cuánta dispersión para un poema tan corto! Con tantos vaivenes de esta mar en apariencia calmo, ¿te he mareado? No te preocupes, otro día vuelvo.
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