(Ver entradas anteriores de Sobre cántico para leer el poema del que se habla.)
‘Infante marinero’ es cada hombre (maravilloso verso para expresar lo que Rafael en todo un poemario, también maravilloso), inconsciente navegante de los viejos mares, por decir lo de antes con versos de Jorge.
‘Entre un rigor de rayas’, dice. ¿No habló Jorge del hombre preso hace un ratito? (Última parte de ‘Más allá’: 'Una tranquilidad/ De afirmación constante/ Guía a todos los seres,/ Que entre tantos enlaces/ / Universales, presos/ En la jornada eterna,/ Bajo el sol quieren ser/ Y a su querer se entregan’.) Preso de la luz en este caso.
‘¡Que al medidodía ciñen/ De exactitud. ¡Desierta/ Refulgencia!’
Dicho todo lo cual, es natural concluir que Jorge que no estamos más que ante ‘El prólogo’. ‘Niño’, ‘Tiempo perdido en la orilla’, ‘Esfera terrestre’, siempre a orillas. No estamos más que ante ‘El prólogo’. El libro aún no ha comenzado. ¿O es el hombre el que apenas principia?
Pero en su voluntad placentera dirá Jorge: ‘Buen prólogo: todo’. ‘Todo hacia el poema’, el cántico. Pero en fin, no anticipemos demasiado.
Amigo lector y escritor, te invoco. Considero más probable que yo abandone este ensayo por defunción que por cansancio. Y te advierto que a mis 31 años estoy financiándome un plan de pesnsiones que pienso disfrutar. Advertido estás. No me pidas cuentas.
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