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‘Entre las muchas frondas/ El tiempo aísla prados’, dice Jorge. Y nos está diciendo, sencillamente, que el hombre destruye el bosque. Tan sútil como de costumbre, y hasta feliz, parece (como no me cansaré de decir que siempre sólamente parece feliz nuestro amigo Jorge, que no se ceja de ser crítico o mostrarse dolido y distante con los hombres). Es así, nos presenta árboles que el hombre aniquila para acomodar su vida. De este modo aísla prados, de este modo donde bosque hace prados. Paréceme, como él lo emplea, que aislar no es festejar; porque no se queda en el prado, sino que sigue el camino del árbol.
‘Troncos ya no. Son tablas’ (dice luego, por si quedaba duda), ‘Renacen las maderas’ (luego han muerto), ‘…Y una pared, un porche.// Ya es un pueblo: se esfuerza.’
Y sí, qué bien, ¡cuántos colorines en esas maderas! Pero no nos equivoquemos, aún más reluce, desordenando el día, la terca tentativa. No hay que ir más lejos que a ‘El prólogo’, el poema anterior, para recordar: ‘Otra vez el día/ Trajinante debe/ Pasar por el puente/ Previo de la prisa’, y que ‘Mi secreto inhábil/ Entre los relojes/ Calla tan inmóvil/ Que apenas sí late’ (recuérdese mi corrección: sí por si). Terca tentativa, entonces, la del hombre estresado, deshabitado por sí, entregado a la nada: desnaturalizado. El hombre, destructor del edén, que conoció; digo yo.
Así, los bosques (hermanos nuestros, nacidos a la par de la misma madre) quedan reducidos a un dibujo trazado por el hombre (‘Casas, al fin, despuntan/ Por entre unos verdores/ Sujetos a un dibujo/ Sumiso. Quiere el hombre.’). ‘Las calles -rectilíneas/ Y tan silvestres- quedan/ Acogiendo aquel ansia/ De historia con su selva’. ¿Hace falta comentario?: ‘¡Oh codicia elegante!’, qué afán tan avaricioso, nefasto y destructor de comodidades, de artificiales calles rectas. ¿O es que es posible que silvestre o natural sea un calificativo aplicable a la recta? Si piensas eso es que tu dedo nunca ha recorrido la superficie de la naranja (¿o el mebrillo?) que es la Tierra. La naturaleza es curva, irregular, variable, como hasta ahora Jorge tantas veces nos ha dicho.
Piel de naranja (celulítica amiga) es lo común, no piel de melocotón. Piel rugosa, no lisa (me repito para los no iniciados).
Yo creo que con esto ya canso bastante (sigo de viaje, je,je. Primera semana).
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