martes, 30 de marzo de 2010

Continuamos en Sobre Cántico haciendo compendio de 'Al aire de tu vuelo'

(Sigue la etiqueta Sobre Cántico para ponerte en antecedentes.)

En suma, hay un mundo que celebrar: el mundo que es, que, delimitando la realidad que percibimos, nos conforma. Pero ese propio ser (mejor estar) que es motivo de jolgorio, no cesa (como rayo hernandiano) de provocar a la razón la inquietud de localizar su procedencia; y también determinar nuestro propio origen en relación al suyo: si nos delimita y conforma, ¿cómo no pensar que compartimos origen? Si queda duda acerca de este punto, deténgase a pensar en el doble papel que hemos asignado a los sentidos: nos proporcionan las percepciones que nos ayudan a interiorizar la realidad al mismo tiempo (at the same time, i think) que son el medio para desde nuestra sensibilidad (interior) construirnos la realidad.
Llevado al extremo, cada individuo(inclusive el burro y la hiena) es una sensibilidad, cada individuo es un mundo; cada individuo en su soledad es una isla, dicho simbólicamente y no metafóricamente: el símbolo es unívoco y la metáfora polisémica. (¿He sido claro? Perdón, no era mi intención.)

Este hombre-isla es aún más isla entre los hombres:

‘Mi secreto inhábil
Entre los relojes
Calla tan inmóvil
Que apenas sí* late.’
(‘El prólogo’)
(*Nótese que me tomo la licencia de escribir ‘sí’ por ‘si’ en lo que considero una errata, consúltese mi justificación en el comentario a este poema hecho con anterioridad, si se quiere.)

(si no es junto a otros hombres, ¿para qué el reloj?),

‘…Y una pared, un porche.
Ya es un pueblo: se esfuerza.

Colorines. Reluce,
Desordenando el día
Más luminosamente,
La terca tentativa.

Casas, al fin, despuntan
Por entre unos verdores
Sujetos a un dibujo
Sumiso. Quiere el hombre.

[…]

¡Oh codicia elegante!
El cristal de las lunas
No deja al maniquí
Perder su compostura.

Todo está concebido.
¡Cuidado! La persona
Se detiene en un borde,
Con los demás a solas.

Y se desgarra el tiempo…
Es el pitido súbito
De un tren que allí, tan próximo,
Precipita al futuro.

Fluyan, fluyan las horas:
Gran carretera. Van
Manando ya las fuentes
De la velocidad.

Los follajes divisan
A los atareados,
En su esfuerzo perdidos,
Oscuros bajo el árbol.’
(‘Las soledades interrumpidas’)

apenas maniquí en forzada y rígida pose. ¡Oh, la persona, detenida en el borde, con los demás a solas!¡Oh, la persona, precipitada! ¿Véis, vos, por cierto, al hombre que salta desde el borde de ese precipicio de la soledad? Más claro no se puede decir en el lenguaje de Jorge. Y, finalmente, en este último verso observa qué paz la del follaje y qué paz la del árbol, en oposición a la violenta imagen (subliminal) del precipicio, a la del tren y las carreteras fluentes por donde es el hombre. Los follajes quietos y el árbol quieto ven al hombre pasar bajo su paz, óscuro el hombre.

No es, pues, de extrañar que en los siguientes poemas se recreee Jorge en la naturaleza:

‘Tallos. Soledades
Ligeras. ¿Balcones
En volandas? Montes,
Bosques, aves, aires.

[…]

Sólo, Amor, tú mismo,
Tumba. Nada, nadie,
Tumba. Nada, nadie,
Pero…-¿Tú conmigo?’
(‘Los amantes’)

‘Ven a ver. La nieve
Cae más despacio.
El copo en desorden
Se demora, blando.

Quede en su blancura
La ciudad igual.’
(‘Con nieve o sin nieve’)

en su blandura, en su demora, en su rectitud de tallo y en suspenso: balcón en volandas son los montes y bosques, las aves, los aires. Pero, ¿es acaso posible escapar de la soledad con que nos arropan los hombres sin alejarse físicamente de ellos? En estos poemas que acaba de extractar en último lugar, quise en otro comentario ver únicamente al poeta, y no al amante. Hoy veo a ambos, al poeta y al amante, y afirmo en sendos dos la posibilidad de perder la fría compostura del maniquí y comunicar (o establecer comunión, como usted quiera) con otra(s) persona(s). Por supuesto, amigo poeta, cuando decimos que Jorge habla del poeta, lo hace desde esa parcela suya, lo que no niega la misma faceta al prosista, al pintor, al Matemático…que todo hay que decirlo. (¿Cómo sé esto último?¿Acaso Jorge no habla por mi boca? ¡Oh, incrédulo! ¿Cuántas veces habré de caminar sobre el mar o dejar que hundas tu mano en mi costado?)

No hay comentarios: