(Si tienes tiempo y ganas, puedes ponerte en antecedentes siguiendo la etiqueta Sobre Cántico. Ánimo y suerte.)
‘Proponiendo un volumen/ Que ni soñó la mano’ (Más allá VI) La mano no toca.
‘Se ofrece, se extiende,/ Cunde en torno el día/ Tangible.’ (Tiempo perdido en la orilla)El día, sí, que se toca, ¿o es que se tañe? ¿Con tangible dice que es alcanzable con la mano como objeto que se busca o como campana que se hace sonar? Dada la violencia de expresiones táctiles anteriores, me inclino por la segunda y ensordecora opción.
‘Por de pronto, bajo/ Mis manos vacías’ (Tiempo perdido en la orilla)
‘Las ondas/ Refulgentes desdoblan/ La luz en luz y brisa.// Y la brisa resbala/ -Infante marinero,/ Rumbo sí, mas no peso-/ Entre un rigor de rayas// Que al mediodía ciñen/ De exactitud.’ (Esfera terrestre)
‘La terca tentativa’ (Las soledades interrumpidas) Tentativa viene de temptatus, tentado, y éste de temptare, para nosotros tentar o probar el sentido del tacto. La terca tentativa de Jorge, el terco tacto, es también de pensamiento: en el sentido, hemos dicho ya, de que este repetitivo ademán es de conocimiento del medio y del propio individuo.
‘Los tejados contemplan/ Tiernamente su bosque’ (Las soledades interrumpidas) ¡Ternura en la mirada! Pero cuidado, que quien mira es el bosque.
‘Montes,/ Bosques, aves, aires.// Tanto, tanto espacio/ Ciñe de presencia/ Móvil de planeta/ Los tercos abrazos.// ¡Gozos, masas, gozos,/ Masas, plenitud,/ Atónita luz/ Y rojos absortos!’ (Los amantes)
‘Un aplomo,/ Mientras, requiere al tacto,// Que palpa y reconoce/ Cómo el plano gravita/ Con pesadumbre rica/ De leña, tronco, bosque// De nogal.’ (Naturaleza viva)
Así, yo diría que los únicos abrazos ciertos son los de la naturaleza que nos ciñe y los que damos al árbol. No hay más toqueteo que con el nogal. Aunque si recordamos que en algún lugar hemos visto el nogal, con su nuez colgando, como símbolo para representar al hombre, no podemos perder la esperanza de contacto humano.
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