JUEGOS
‘El niño hacia su voz/ Se aúpa’. ‘Vida sin sombra ni término’. ‘¡Para todos ahora mismo/ Quiero más!’ Quedan dichos estos versos en ‘Arranuqes’, que antecede.
Y como a ‘Niño’ sucedía ‘Tiempo perdido en la orilla’, a ‘Arranques’, ‘Juegos’. En ‘Niño’ y en ‘Arranques’, el mar. En ‘Tiempo perdido en la orilla’ y en ‘Juegos’: la contemplación, el deleite. Aquellas orillas, de arroyo, las de ahora, del cielo. ¿Qué no?
TRES NUBES
Son tres nubes y están solas
En el centro
Del tórrido azul, a julio
Resistiendo.
Y los tres islotes blancos,
Nítidos islotes frescos,
Suavizan la soledad
Severa del firmamento.
Esas anchas nubes planas,
Esos hielos
Muestran un azul ya un poco
Más benévolo.
Aliviadme, refrescadme,
Témpanos. Vuestro archipiélago
Permanezca en mi verano,
Sobre mi sombra y mi techo.
Oh, cuánto azul. ¿Todavía
Con exceso?
Aquí estoy para servirle
De consuelo.
TARDE MUY CLARA
Por el azul los corderos
En redil
Presentaban las blancuras
De su gris.
En un chopo un ave negra
Casi azul
Gemía. ¿No era un doliente
Bululú?
Los corderos esparcían
Candidez.
¿El cielo azul era blanco
Para él?
Casi azul, aunque tan negra
De tensión.
¿El ave no se adornaba
Su dolor?
¡Qué oscuros tantos enigmas
A la par!
Entera lució la tarde:
Claridad.
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