He aquí el verso de Antonio, perteneciente a 'Del camino':
El sol es un globo de fuego,
la luna es un disco morado.
Una blanca paloma se posa
en el alto ciprés centenario.
Los cuadros de mirtos parecen
de marchito velludo empolvado.
¡El jardín y la tarde tranquila!...
Suena el agua en la fuente de mármol.
la luna es un disco morado.
Una blanca paloma se posa
en el alto ciprés centenario.
Los cuadros de mirtos parecen
de marchito velludo empolvado.
¡El jardín y la tarde tranquila!...
Suena el agua en la fuente de mármol.
Observar primero que los acentos internos se dan cada tres sílabas. En los versos 1, 2 y 5, en las sílabas 2, 5 y 8; y en los restantes, en 3, 6 y 9. Los del primer grupo son eneasílabos; los del segundo, decasílabos. Los del segundo grupo son la pauta, los del primero...
Consultando la fuente infalible que es Wikipedia, anotamos lo que allí se recoge: tanto el eneasílabo como el decasílabo son infrecuentes en la poesía española (¿o a la poesía en español en general?). Según esta misma fuente, en eneasílabos está el poema 'Canción de otoño en primavera', de Rubén Darío, y el decasílabo (francés en su concepción) se castellaniza (o españoliza) en endecasílabo. Ambos casos, digo, apuntan a Francia. Según Ana María Platas Tasende en su 'Diccionario de Términos Literarios', publicado por Espasa, el enasílabo estaba 'ya presente en la lírica antigua' y 'su uso fue habitual en la poesía neoclásica [lo que según ella apunta especialmente a Francia], en la romántica y en la modernista',.
En cualquier caso, el afrancesado Antonio (que con 23 o 24 años se traslada a París a trabajar de traductor y que entonces entra en contacto con la literatura parisiense) junta ambos metros en este verso. Y ay, con desatino. Por lo señalado al comienzo, el poema renquea. No digo que fuera error de concepción, que puede ser que la música que logra es la que buscó, pues si en Soledades (su primer poemario, 1903) busca una armonía métrica en cada poema, aunque no necesariamente musical (a veces desmentida en ambos sentidos), en 'Del camino', segundo poemario y al que pertenece la poesía que comento, se complace y se recrea en la variación inarmónica de metros.
Si tienes ganas de discutir podrás decirme que adónde voy tan célere, que el quinto verso mide 10, que marque el hiato y diga 'los cu a dros'. Y yo te digo que no, que eso es muy violento. Aunque es cierto que en ese caso los acentos recaerían en 3, 6 y 9 y todo quedarían en orden.
Te puedo admitir unos segundos el hiato en 'la lu na es' , en el verso segundo, porque el primero ya nos ha marcado el ritmo, de acuerdo. Pero al leer 'la lu na es un disco morado', los acentos van en 2, 4, 6 y 9. Chungo, chungo. Seguiría la cosa descabalada. Y además, qué más da, al primero no hay quien le saque la décima sílaba.
¡¿Otra vez?! Si haces hiato en fuego los acentos quedarían en 2, 5 y 9.
En definitiva, este poema es una criatura abandonada. ¿Algo más pudo hacerse, Antonio? Buf, juguemos. Venga, sólo a esos tres meteré mano.
Es el sol viejo globo de fuego
y la luna es un disco morado.
Una blanca paloma se posa
en el alto ciprés centenario.
En el cuadro los mirtos parecen
de marchito velludo empolvado.
¡El jardín y la tarde tranquila!...
Suena el agua en la fuente de mármol.
y la luna es un disco morado.
Una blanca paloma se posa
en el alto ciprés centenario.
En el cuadro los mirtos parecen
de marchito velludo empolvado.
¡El jardín y la tarde tranquila!...
Suena el agua en la fuente de mármol.
Ay, Antonio, qué gran maestro. Estos son los mejores, los silenciosos; los que nos dejan aprender a nuestro ritmo con sólo su ejemplo.
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