martes, 10 de mayo de 2011

El fragmento de 'Sindbad el varado (Bitácora de febrero)' de Gilberto Owen en 'Poesía en Movimiento'

Sindbad el varado (Bitácora de febrero)

Encontrarás tierra distinta de tu tierra, pero
tu alma es una sola y no encontrarás otra.
Sindbad el Marino


Because I do not hope to turn again
Because I do not hope
Because I do not hope to turn.
T. S. Eliot

Día primero,
El naufragio
Esta mañana te sorprendo con el rostro tan desnudo que temblamos;
sin más que un aire de haber sido y sólo estar, ahora,
un aire que te cuelga de los ojos y los dientes,
correveidile colibrí, estático
dentro del halo de su movimiento.
Y no hablas. No hables,
que no tienes ya voz de adivinanza
y acaso te he perdido con saberte,
y acaso estás aquí, de pronto inmóvil,
tierra que me acogió de noche náufrago
y que al alba descubro isla desierta y árida;
y me voy por tu orilla, pensativo, y no encuentro
el litoral ni el nombre que te deseaba en la tormenta.
Esta mañana me consume en su rescoldo la conciencia de mis llagas;
sin ella no creería en la escalera inaccesible de la noche
ni en su hermoso guardián insobornable:
aquí me hirió su mano, aquí su sueño,
en Emel su sonrisa, en luz su poesía,
su desamor me agobia en tu mirada.
Y luché contra el mar toda la noche,
desde Homero hasta Joseph Conrad,
para llegar a tu rostro desierto
y en su arena leer que nada espere,
que no espere misterio, que no espere.

Con la mañana derogaron las estrellas sus señales y sus leyes
y es inútil que el cartógrafo dibuje ríos secos en la palma de la mano.


Día veintisiete,
Jacob y el mar
Qué hermosa eres, Diablo, como un ángel con sexo pero mucho más despiadada,
cuando te llamas alba y mi noche es más noche de esperarte,
cuando tu pie de seda se clava de caprina pezuña en mi abstinencia,
cuando si eres silencio te rompes y en mis manos repican a rebato tus dos senos,
cuando apenas he dicho amor y ya en el aire está sin boca el beso y la ternura sin empleo aceda,
cuando apenas te nombro flor y ya sobre el prado ruedan los labios del clavel,
cuando eres poesía y mi rosa se inclina a oler tu cifra y te me esfumas.

Mañana habrá en la playa otro marino cojo.


Día veintiocho,
Final
Mañana. Acaso el sol golpea en dos ventanas que entran en erupción.
Antes salen los indios que pasan al mercado tiritando con todo el trópico a la espalda.
Y aún antes
los amantes se miran y se ven tan ajenos que se vuelven la espalda.

Antes aún
ese ángel de la guarda que se duerme borracho mientras allí a la vuelta matan a su pupilo:
¿Qué va a llevar más que el puñal del grito último a su Amo?
¿Qué va a mentir?

“Lo hiciste cieno y vuelve humo pues ardió como Te amo”.

Tal vez mañana el sol en mis ojos sin nadie,
tal vez mañana el sol,
tal vez mañana,
tal vez.

[Perseo vencido]

El poema completo se encuentra en el siguiente enlace. Cuidado, la versificación no es fiel: el transcriptor ha confundido un verso quebrado en dos líneas con dos versos.

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