in crescendo
la paz que venía de los ojos del buey...
Clarice Lispector
la paz que venía de los ojos del buey-pradoClarice Lispector
el peso del amor que venía de
la paz que venía de los ojos del buey-prado
el disparo que atraviesa el peso del amor que venía de
la paz que venía de los ojos del buey-prado
la apilada carne tras el disparo que atraviesa
el peso del amor que venía de
la paz que venía de los ojos del buey-prado
la mosca-novia que acribilla la apilada carne tras
el disparo
que atraviesa el peso del amor que venía de
la paz que venía de los ojos del ahora buey-muerto
la cadena no se detiene nunca simplemente porque haya un animal vivo
Martín Fuentes (matarife)
de camino al mataderoMartín Fuentes (matarife)
viste el sol por vez primera
y en esa zona de aturdimiento
llevabas en el rostro aquella luz extraña
tenías una expresión entre un ayer y su mañana
como este eterno hoy
como este mediodía
tu semblante se alargaba
hasta el día siguiente de tu gran mentón
mientras tu cuello vivo se aferraba
al resto de tu desesperado cuerpo
ella
la triste y fatigada
la del codo agujereado
la bizca
la que no hace sombra
la carcomida
la del talón atascado que se hunde
hasta las rodillas en el lodo embarrado
y muere ahogada hasta el cuello
ella
la más débil
nunca está a la vista en la colina
eso sí se la puede visitar vuelta y vuelta
en cualquier carnicería de barrio
tragando a la fuerza blanca sal y otras especias
con la lengua
divorciada
de su boca
parturientas vacas
que traéis al mundo una lechal vida
pensadlo
lo que traéis no es más que
otra descuartización en ciernes
que se exhibe sobre
la misma tabla de anatomía
fuera de los límites del establo
la lluvia caía lenta
desplomando del cielo su trayectoria
hacia aquel océano con esquinas
era como si el plomo del agua
tomara constancia de su peso
sobre el cuerpo sin peso de aquella res muerta
nunca mojes el pan en la sangre de los animales ni en las lágrimas de tus semejantes
Pitágoras
al final del largo díaPitágoras
trozos de vaca viajando
por el ancho túnel de mi tráquea
como si fueran instantes azules de vida
que gotean rojos en la boca muerta de mi estómago
mientras la ciudad nutriente soporta digestiones
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