II
Todo es grande en tu vida, Señorona:
tu educación, tu orgullo, tus lecturas
y tu sinceridad y tus ojos abiertos
como los de una perra en pleno celo;
la torpe indiferencia que sufre tu marido
–todo el día mirando a no sé dónde–
y que hace arder mi sangre y mi camisa.
Hasta tu casa es grande: aún no he ido,
pero como invitado no tengo muchas ganas,
y de la otra forma me faltan las ganas y el dinero.
Todo es grande en tu vida, Señorona:
hasta esa jaula negra donde suelen
entrar, tan bienvenidos, pajaritos.
Siguiendo la etiqueta Diego Vaya tienes un aextensa y variada muestra de la obra de este colega sevillano. Gracias, Diego.
No hay comentarios:
Publicar un comentario