LIBRO SEGUNDO
SIGNOS SACADOS DE LAS HIDROPESÍAS
1
Toda aquella hidropesía
Que dimana a la verdad
De una aguda enfermedad,
Peligrosa es a fe mía.
Porque viene acompañada
De calentura, y dolores,
Que ocasionan sinsabores
Y acaso la muerte airada.
Pues proviene a veces todo
De una inflamación entérica,
O hepática, o mesentérica,
Que ataca de fuerte modo.
2
Cuando de una inflamación
De intestino, o mesenterio,
Trae origen el imperio
De la hidrópica afección,
Un pie y otro edematoso
Se presenta a la verdad,
Y una diarrea tenaz
Que ni el dolor angustioso
Del conducto intestinal
Ni del mesenterio cura,
Ni ocasiona la blandura
De la parte abdominal.
3
Si es de alguna alteración
Que al hígado acosa impía
Causa tos la hidropesía
Sin casi expectoración.
Y pone hinchados los pies,
Y el excremento muy duro,
Que con trabajo es seguro
Sale del ano al través.
Y tumores ocasiona
Del abdomen en el trecho,
Al lado izquierdo o derecho,
Que por fin luego abandona.
4
De una mala enfermedad
Signo cierto tambien es
En manos, cabeza, y pies,
Percibir la frialdad,
Teniendo a la vez calientes
El abdomen, los costados,
Los infelices dolientes
De sus males acosados.
5
Pero es muy buena señal
Tener el cuerpo igualmente
A la par blando y caliente
En su extensión general.
6
Y también es signo bueno
El poderse menear,
Y en la cama levantar
Naturalmente y sereno.
7
Mas si se nota torpeza
Ya en las manos, ya en los pies
O en el cuerpo, anuncio es
De que haber peligro empieza.
8
Y si a más la lividez
De dedos y uñas se agrega,
Con la mayor rapidez
El grave peligro llega.
9
Pero si es negro el color
De los dedos y los pies,
El peligro ya es menor
Que cuando lívido es.
Apesar de esto, inquirir
Los demás signos conviene;
Porque si el enfermo tiene
Vigor para resistir
La dolencia, y a la par
Existiesen otros signos
De buena esperanza dignos,
Debe el médico esperar
La supuracion sereno,
Y en pos de ella la caída
De la parte denegrida
Quedando el enfermo bueno,
10
Los testículos y el pene
Juntamente retraídos,
Dicen que el enfermo tiene
Dolores descomedidos:
Y que se halla el desgraciado
En un peligro inminente
De morir atormentado
Por una afección vehemente.
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