VII
Yo te amé cuando niño
como un anhelo,
te amé de adolescente
como un deseo,
y mi amor cuando hombre
fue un sentimiento.
Tú me amaste de niña
como un recreo,
luego de adolescente
como un muñeco,
y ya mujer, he sido
tu pasatiempo.
¡Qué extraño que mi alma
sea tu juego,
y la tuya... la tuya
sea mi infierno!
VIII
Entre peñascos duros
con ¡ay! sentido,
por la montaña abajo
desciende el río,
sus quejas para
cuando en el mar penetran
sus turbias aguas.
Río mis ilusiones,
tu amor peñasco,
deslízase mi vida
quejas lanzando;
hasta que mudas
las torne el mar que llaman
los hombres tumba.
IX
Cuando la primavera llegó con sus verdores 15
te vi y te amé.
Te vi por vez primera al ver las puras flores
y te adoré.
Cuando el otoño triste llegó, seco y sombrío
ya no te vi. 20
Tu amor, vida, no existe, y en un invierno frío
muero sin ti.
X
Cuando eras, mi amor, buena
¡cuánto te he amado!...
Hoy, mi amor, que eres mala 25
¡cuánto te amo!...
XI
Pláceme la noche amiga
de los que viven sufriendo,
y contar las tristes horas
embebido en su silencio. 30
Entonces se ensancha el alma,
y desprendida del cuerpo
vive vida de armonías,
vive vida de recuerdos.
Si me da en el rostro el aura 35
me creo sentir tus besos,
y si aspiro algún aroma
me creo aspirar tu aliento.
En las brillantes estrellas
tus miradas vagas veo, 40
y en el disco de la luna
me finjo tu tenue cuerpo.
Pronto las luces se apagan,
pronto se extinguen los ecos,
y las sombras se suceden, 45
y la aurora viene luego,
y tras de la aurora el día
que ahuyenta el dulce misterio,
y veo la realidad...
¡y miserable me veo!... 50
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