AFORISMOS (II)
Creo que hace falta ser más inteligente para apreciar el poder nutritivo de la patata que para apreciar la belleza de la rosa.
Hacer favores a gentes que no nos han de corresponder es como recitar bellas poesías en un idoma que los otros no entienden.
El hombre mejor situado para triunfar no es el que sabe dominar sus pasiones, sino el que sabe dominar las pasiones ajenas.
La mayoría de los que lloran desconsoladamente a un muerto, no harían nada para resucitarlo.
El hombre parece bastante feliz cuando tiene las manos desocupadas y la cabeza libre.
Todos los libros nuevos son execrables; solo los libros antiguos enseñan algo nuevo.
El que dice lo que sabe, da lo que le sobra y hace lo que le parece, no está obligado a más.
Los hombres no se conocen en un año, pero se inventan en un día.
Un cerebro no abarca todo lo que el hombre puede hacer; ni mil cerebros todo lo que el hombre puede dejar de hacer.
Sacrificar su porvenir a sus principios es cosa frecuente en los hombres que no tienen principios ni porvenir.
En todas partes se está bien mientras los demás no han encontrado el truco para fastidiarnos.
Desistir honradamente de los buenos propósitos también es, en cierta manera, ser hombre de carácter.
Media humanidad se ríe de la otra media, pero unos tienen gracia y los otros no.
Por mucho pan nunca mal año; pero sí malas digestiones.
El que se sienta a la orilla a meditar no sigue la corriente; y el que sigue la corriente no sube las montañas.
Dime con quien andas y te diré si te acompaño.
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