DE LOS ABSCESOS
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Sí después de presentado
Desaparece el absceso,
Y un completo retroceso
Hace al fin a lo interior,
No expectorando y habiendo
Todavía calentura,
Témase la muerte dura
O el delirio aterrador.
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Generalmente los viejos
Mueren de supuraciones
Que produce en los pulmones
Una grande inflamación;
Siendo víctima la vida
De los jóvenes dolientes
De las demás existentes
En cualquier otra región.
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Cuando atacan a los lomos
Y a las partes inferiores
Vehementísimos dolores
Con febril agitación,
Si abandonan estas partes
Y en el diafragma se fijan,
Por muy poco que allí aflijan
Muy perjudiciales son.
Y todos los demás signos
Observar mucho conviene
Pues si alguno sobreviene
Que denote exposición,
Ni una pequeña esperanza
Se debe tener sin duda
De que el enfermo sacuda
Su dolorosa afección.
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Cuando un foco purulento
Con el fuego se destruye,
Si el pus que de allí fluye
Puro, blanco, y sin hedor,
Salva su vida el paciente;
Mas si el pus es sanguinoso
Y algo turbio y cenagoso,
Muere siempre a lo mejor.
Empero si el mal refluye
Hacia el diafragma que flota
Sin haber ninguna nota
Peligrosa ni mortal,
La supuración inmunda
Debe esperarse a fe mia
Con cuidado cada día
Como término del mal.
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