Continuación de TRANSIGENCIAS
El conferenciante ideal es el que logra entretener sin que nadie se entere de lo que dice.
La vida de sociedad es buena porque nos permite descubrir a las personas interesantes; pero tiene de malo que para poder tratarlas un poco hay que soportar a muchísimas más que nos fastidian.
Los relatos históricos sólo se ajustarían a la verdad si los historiadores tuvieran la suerte de acertar en todo.
Cuando viajamos en tren y llueve, pensamos que hemos sido muy prudentes de no hacer el viaje a pie.
Hay muchos sistemas para conseguir que los demás se acuerden siempre de nosotros; uno es no pagar nunca a nadie.
Un hombre sin experiencia se distingue de un hombre con experiencia en que aquél ha de cometer muchos errores que éste ha cometido ya.
El ambiente de algunas casas es agradable aunque todos los demás miembros de la familia que la habitan sean desagradables; es estas casas suelen pasarlo mal los que viven en ellas y bien los forasteros.
Ignoro por qué los hombres tienen tanto interés en cenar con una mujer. Si se cena con otro hombre se tiene la esperanza de que el otro pague la cena, y este es el mejor condimento. Con una mujer no hay esperanza alguna.
Hay cosas de las que todo el mundo habla y no hace nadie; y otras que todo el mundo hace sin que jamás se hable de ellas.
¿Qué mérito tiene no hacer trampa en el juego cuando no se sabe hacer? Yo no sé, pero, si supiera, tal vez un día me gustaría probar.
Las costumbres se diferencian de las manías en que sirven menos para acabar los versos, por falta de consonantes en umbre.
En mi casa tengo un reloj antiguo del siglo XVIII que me costó muy caro. Para que mis amigos se fijen en el reloj he tenido que pararlo; si anda, todos se fijan en la hora.
Para que no se altere el orden en el interior de las oficinas es necesario que los jefes nunca digan en voz alta lo que piensan de sus subordinados y que los subordinados en esto, por lo menos, imiten a sus jefes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario