lunes, 25 de junio de 2012

'Observaciones y máximas de Blas', de Noel Clarasó (29)

MANERA DE SER DEL HOMBRE EN GENERAL

El hombre suele tener un gran corazón y una pequeña inteligencia, al revés de lo que él supone; y en vez de seguir los impulsos del corazón se confía a su miseria intelectual.

Los hombres civilizados y los que no lo son, se imitan mutuamente; pero ninguno consigue copiar la perfección del otro.

Cuando se conoce la existencia de una noticia y se teme que puede ser mala, se tiene tanta prisa por saberla como si se teme que pueda ser buena. No es seguro que el hombre se incline más al bien que al mal.

El hombre solo se ríe de los otros hombres y ese es el secreto de la sociabilidad. A todos nos gusta divertirnos.

Hay mucha gente que cuando ha de hacer algo, hace algo; aunque no sea exactamente lo que ha de hacer.

Cada uno tiene su carácter, aunque no lo ejerza.

A ningún hombre le extraña que las mujeres no se enamoren de otro hombre determinado, porque los hombres, entre ellos, se conocen muy bien.

Los hombres siempre son más tontos de lo que parecen.

Hay hombres que nunca dicen lo que quieren decir; no es difícil entender lo que dicen, pero es difícil entenderlos a ellos.

Los borrachos o los obcecados son los que se matan; los herederos son lo que desean la muerte de otro; los enemigos mortales son los que se desean mutuamente una larga vida para poderse seguir fastidiando.

Si todos fuéramos sabios, no se llegaría nunca, en las relaciones entre los hombres, a una situación dramática. Los protagonistas de los dramas, tanto en la vida real como en el teatro, siempre son tontos. Hay gente tan especializada en la tontería dramática, que llegan a dramatizar los más mimios incidentes; una piedra en el zapato, la muerte de un deudo, la pérdida de una fortuna o una gota de lluvia sobre un vestido nuevo.

Hay seres molestos y seres agradables; esto es cierto. Pero nuestros amigos no pertenecen todos a los últimos, ni nuestros enemigos a los primeros. Esto quiere decir que las razones de la amistad son independientes de la manera de ser la gente. Para ser amigo de otro basta con quererlo ser y considerarle como tal. Uno puede pelearse con sus amigos sin menoscabo de la amistad. El amigo no se puede definir y en esta imposibilidad estriba su profundo significado.

Todos sentimos el deseo ardiente de hacer algo para los demás, mientras no nos pidan nada.

Las personas que saben guardar un secreto son decepcionantes. Uno les confía una parte de sus fondos reservados a la caridad privada, y ellos los guardan en la caja fuerte de un banco.

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