De carne y hueso
Hemos ido a la puerta del teatro
A protegernos de la lluvia,
Hemos desarrollado la placenta adecuada
Para seguir moviéndonos,
Para no decir que nos sangran las uñas
De agarrarnos a la nada.
Hemos ido a la puerta del mercado
Para alimentar nuestras bocas
De crías hambrientas,
Pero hemos sido abordados por el desastre
Del estómago vacío de sentidos.
Nos duelen los tímpanos de escucharnos
Al estornudar, y de organizar campamentos
Donde el eco de la voz propia se diluye.
Hemos ido a la puerta del teatro,
Nos ha faltado la huella de los hombres,
Ahora mismo la inocencia me enternece
Profundamente, porque el retumbar del aire
En el escenario, me remite a la carne y hueso
Que echo en falta.
Sin embargo, todos estamos hechos de lo mismo.
El reparto- Círculos viciosos
El día que repartieron líneas,
A mí me tocaron círculos viciosos.
Me tocaron curvas húmedas
Para derrapar,
Y frenos defectuosos
Para no parar en seco
Cuando me cansara del perímetro.
Por eso, tengo mis procesos febriles,
En los que cada duelo atraviesa
Cada una de sus fases
Y no me quejo,
Al menos en el círculo
Y aunque pueda parecer vicioso,
De tanto en tanto,
Se sacan algunas conclusiones:
“Hay que aprender a frenar a marchas forzadas
Y hay que buscar desesperadamente las tangentes”.
1 comentario:
Muchísimas gracias, Jesús.
Y un beso muy grande.
Publicar un comentario