SONETO A LA SOLEDAD
Pues se conforma nuestra compañía,
no dejes, soledad, de acompañarme,
que al punto que vinieses a faltarme
muy mayor soledad padecería.
Tú haces ocupar mi fantasía
solo en el bien que basta a contentarme,
y no es parte, sin ti, para alegrarme,
con todo su placer, el alegría.
Contigo partiré, si no me dejas,
los altos bienes de mi pensamiento,
que me escapan de manos de la muerte;
y no te daré parte de mis quejas,
ni del cuidado, ni de mi tormento,
ni dártela osaré por no perderte.
Un tiempo me sostuvo la esperanza,
y Amor lo consintió porque sintiese,
cuando al estado en que estoy viniese,
que fue para mayor desconfianza.
En gran fortuna me mostró bonanza
y asegurome porque conociese,
cuando nuevo dolor menos temiese,
que en su seguridad hay más mudanza.
Pasé con este alivio mi cuidado,
hasta que he conocido de hora en hora
que todo fue color para más daño;
y con haberme ya desengañado,
conozco que hay en mí de nuevo ahora
más aparejo para nuevo engaño.
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