miércoles, 4 de junio de 2014

"Reflexión" y "Abstracción", Rocío Peñalta Catalán en Andar "por casa" (5 y fin)



Reflexión



Por un momento, la había confundido conmigo. Pero no era yo. Era otra, y bien distinta. La prueba de ello es que si yo guiñaba mi ojo derecho, ella me guiñaba el izquierdo; si yo levantaba la mano izquierda, ella saludaba con mi derecha. Era zurda y siniestra para todo lo que yo soy recta y diestra.

Intenté un diálogo. En vano. No era una cuestión de primera y segunda personas, como yo había pensado al principio. Era una tercera persona, una extraña. Y no me entendía.

Totalmente ajena a mi presencia, se miraba en mi reflejo y ensayaba muecas y ademanes. ¿Se estaba burlando de mí?

Entonces, se puso seria. ¿Me habría oído? ¿Había escuchado mis pensamientos?

Poco a poco, las que me habían parecido diferencias evidentes se iban desdibujando, y los rasgos comunes me resultaban cada vez más desconocidos.

Nadie me había obligado, pero ahí estaba yo, repitiendo cada uno de sus movimientos, como si no tuviese voluntad propia. Que ella sacaba la lengua, yo la imitaba. Si arqueaba las cejas, yo hacía lo mismo. Si se encogía de hombros, yo repetía su gesto con igual indiferencia.

Así hemos estado un buen rato. Hasta que se ha cansado y se ha marchado del cuarto de baño. Y yo he hecho lo mismo.



Abstracción

Mi móvil es una caracola.
    Hay días en que recibo llamadas cargadas de buenas noticias. Otras veces descuelgo, y escucho el mar.

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