¡Actualidad! Tan fugaz/ En su cogollo y su miga,/ Regala a mi lentitud/ El sumo sabor a vida. Jorge Guillén
viernes, 26 de septiembre de 2014
José Bergamín, "Aforismos de la cabeza parlante" (4, y fin); el último, con matemáticas
Ver para creer. Oír para dudar.
Buscar raíces es una manera subterránea de andarse por las ramas.
El pensamiento-ardilla es el que sabe andarse por las ramas con seguridad, sin caerse. El pensamiento-larva, gusano o caracol, también. Pero, mientras el primero lo hace con limpieza, ágil y ligero, con intrepidez y con gracia, el otro lo hace sucio, con torpeza, lentitud y miedo; y con trampa, precaviéndose, para no caer, de su pegajosa, asquerosa babosería.
Le dijo la pulga al mosquito: de menos no nos pudo hacer Dios.
No hay nada que no esté cerca de Dios, decía una santa. ¿Ni siquiera el infierno?
Decimos al dormir conciliar el sueño; ¿conciliar el sueño con la muerte? Despertar es reconciliarlo con la vida.
Entre la música que nos hace bailar, desvelándonos, y la que nos hace soñar, durmiéndonos, se devana los sesos inútilmente nuestro más ovillado pensamiento.
Si el arte, la literatura, es siempre un producto social, el que trata de hacer arte o literatura social peca contra natura; contra la propia naturaleza del arte y de la literatura, cuya producción natural invierte.
La mayor parte de las gentes tratan de solucionarse la vida mucho antes de habérsela problematizado. Y lo peor es que, efectivamente, se la solucionan.
Dios aprieta pero no ahoga. Y también afloja, pero no suelta.
[...] Dos son siempre tres: tú y yo y nosotros. [...]
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