5
Querida Quiela:
Nuestro hijo Noné quiere que Jacobo estudie en Zúrich, y el chico se deja hacer. Me asusta que sea tan dócil, no sé qué clase de explosión va a experimentar, pero creo que ya hace sus pinitos con los versos; nunca me leyó, pero devora con fruición a Leopoldo María Panero.
Ya se oye a la tierra abrir paso a la flor.
6
Acaban de traerme tu último libro, querida Quiela: “Hambre, Inocencia y Locura”.
He preferido dejarlo a un lado en mi escritorio y escribirte primero.
Dice Láora, que sabes que me adora y que me cuida, que de hambre e inocencia, nada, que eras pérfida y de mal comer; por lo poco que te conoció, que eras toda locura. Yo me río, querida, como espero que tú lo hagas. Y me apeno. No sé en qué medida pude saciarte y mostrarte pureza o maldad. Creo que me resultó más fácil, sencillamente, desquiciarte.
Me aterra entrar en las páginas de tu poemario, al tiempo que anhelo encontrar razones para que me abandonaras. ¿Será ésta la razón?¿Será que nunca supe de tus deseos, que no los quise atender? ¿O que nunca me mostraste los jardínes y las grutas bajo tu piel?
¿Por qué nos empeñamos en descreer del amor?
No hay comentarios:
Publicar un comentario