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Hoy ha llegado una carta dirigida a ti, querida Quiela:
me he permitido abrirla, tras mucho dudar, pensando que, si no, no habría forma de que te llegara. Que sería mejor que pudieras leerla, aunque fuera a través de mí. Así, de paso, perdóname, sacio mi curiosidad y obtengo referencias tuyas, aunque lejanas.
Sé que sabrás disculpármelo, querida Quiela. Eso espero.
El remitente es un tal doctor Born, y se dirige a ti con motivo de algún nuevo tratamiento de fertilidad que está experimentando en su clínica con muy buenos resultados.
Pues vaya chasco que me llevé, deben haberse equivocado de persona. En todo caso, este tratamiento sería útil a nuestra hija, si la hubiésemos tenido, porque a nuestros años…
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