(El que avisa no es traidor: Consultar la etiqueta Sobre Cántico para ponerse en antecedentes, o no. Si lo haces ya no podrás librarte de esta locura.)
Observen , al fin, qué lamento tan hondo: ‘¡El nogal/ Confiado en sus nudos/ Y vetas, a su mucho/ Tiempo de potestad// Reconcentrada en este/ Vigor inmóvil, hecho/ Materia de tablero/ Siempre, siempre silvestre!’. A ti no sé, pero a mí lo ahora dicho se me ofrece evidente, no así cuando comencé la lectura del poema. Juega, Jorge, a velar la realidad para desvelárnosla.
Por último, si comenzábamos este comentario revisando ‘Con nieve o sin nieve’, no podemos concluirlo sin revisitar ‘Los amantes’. ¿Analogías? Allá cada amante es un tallo, acá cada nogal tiene un tronco. Allá, el día es lo plano del cristal, acá el plano del tablero de la mesa de nogal es el cristal a través del que observamos y nos exponemos.
También, cómo no, si el nogal es el hombre, los nudos son los callos que se nos hacen en el alma y las vetas son los resquicios que nos quedan de ilusión y esperanza, nuestro tiempo de potestad es nuestra propia vida, obviamente, la experiencia acumulada, y el objeto en que queda reconcentrado e inmóvil tanto vigor de manera ideal, permaneciendo natural y silvestre, es la poesía. El libro de poesía, de papel, también salido de la madera.
Tomando la precaución de mirar el retovisor antes de cambiar de carril (con el coche he empezado a practicar esto hace unos meses, con esta glosa de Cántico desde el principio) me da por ir a ‘El manantial’. (Ahora te desepera que vaya dando tanto salto, amigo mío, que parecemos ranas que van de piedra en piedra sobre el río, pero más adelante me agradecerás que te haya mostrado los entresijos de mi pensamiento: éste es el principal valor de Sobre Cántico.) Y claro, qué tonto. El poeta es también creador. El agua viva no es sólo la mujer, en el poeta la vida toma el cauce de la expresión artística misma que encierra y representa la fuente: el ibro.
Yendo al principio y recordando ‘Más allá’, señalamos allá cómo el libro sobre la mesa era al igual que el cristal de balcón una forma de mirar afuera. Más adelante dijimos que el cristal de balcón es también una forma de exponerse, de mostrarse al exterior. ¿No cabe decir lo mismo del libro cuando es uno quien lo escribe? Obvio. Por eso en el poema que sucede a ‘El manantial’, ‘Los amantes’, hacen aparición de nuevo los cristales del balcón. Sigue Jorge hablándonos de la poesía, como inició en ‘El manantial’, pero a diferencia de cómo hace en ‘El manantial’ ahora como camino de ida y vuelta. Primero el poeta es manantial, sólo creador, luego amante: da y recibe (pon tú las imágenes en esta situación). Cuando la pasión se agota, ‘Con nieve o sin nieve’, la poesía sigue siendo compañera, aunque se idealice, aunque le dejemos un hueco en el corazón a través de la razón. ¿Aquí ‘Naturaleza viva’?
Si no desesperas, paciente compaña, te aviso de que al final de esta primera parte de ‘Al aire de tu vuelo’, tengo la intención de poner un poco de orden retomando todas las ideas desperdigadas y haciendo un recorrido de ellas en todos los poemas. Intentaré una conclusión. En fin, primero, la vendimia; luego, el vino y por último, la poda de las cepas.
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