Llegados a este punto (y aparte), es necesario recomenzar: la lectura de los últimos versos de este bloque debe iluminarnos los primeros. Así, hacemos una nueva y terca tentativa de claridad, esperamos que más depurada, certera, completa, coherente…y breve. Es decir, el trabajo de reflexión realizado hasta ahora, a lo largo de más de un año, ha sido precipitado, toca madurarlo un poco. Va.
Fe de vida como certificación negativa de defunción y afirmativa de presencia, y como acto de presencia o noticia auténtica del que permanecía alejado. Cántico, con la misma voluntad de placer de la cita de Jorge Manrique, porque el que canta su mal espanta. Así, dice Jorge en el título: aquí mi cántico, lector, catarsis mía, con el que te doy noticia cierta y detallada de mí, que tan distante me he mostrado a los asuntos de la actualidad de los hombres (tan fugaz actualidad en su cogollo y su miga) que he sido tenido por difunto. Muerto no soy, que soy vivo, aunque alejado, y con este verso mío a ti me acerco. No me pidas otro modo, este verso redondeado es mi mano tendida. Que, aunque espada pudiera ser, florete es. Ni pincha ni corta, no temas si apoyo su extremo en tu yugular.
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