lunes, 26 de diciembre de 2011

'Observaciones y máximas de Blas'(3), de Noel Clarasó, Amor

AMOR

El lenguaje amoroso no se distingue del lenguaje corriente por las palabras sino únicamente por la expresión. Palabras tan breves y tan poco sonoras como "tú" cobran, dichas por boca de enamorado, ecos de auténtica música celestial.

Los hombres corren el peligro de enamorarse a cualquier edad. Lo único que hace falta para que los hombres se enamoren es tener demasiado cerca una mujer; y lo único que hace falta para que el amor se disipe es seguir teniéndola cerca.

En el descubrimiento de la calidad del amor ajeno se va un poco a ciegas. El hombre no puede saber si la mujer le quiere de verdad mientras la mujer tenga probabilidades de casarse con él. Y es natural que una vez casado, él ya no tenga interés en saberlo.

Aunque sea triste confesarlo, creo que en amor eso de empezar por la grosería solo es ahorrar tiempo.

Hay que tener en cuenta que aunque el hombre se siente capaz de todo por amor, el amor no aumenta en nada la habilidad personal.

Cuando se habla de estar enamorado como un loco se exagera. En general se está enamorado como un tonto.

Un secreto de amor, para ser eficaz, ha de ser conocido, al menos, por dos personas.

Un amor confesado siempre parece menos violento y el hombre se ha de esforzar después en sostener lo que ha dicho y, a veces, en sentirlo.

El amor nace y se fomenta con el trato; por lo mismo, cuando ya se está bien seguro de amar a una mujer no hace falta tratarla.

El amor es un sentimiento que tiende a subir: el del niño radica en el estómago, el del joven en el corazón y el del hombre en el cerebro.

Solo pidiendo a otro que comente nuestras cartas de amor, se tiene una idea aproximada de la absoluta necesidad de que la correspondencia sea inviolable.

Los que no tienen el amor ciego, han de cerrar los ojos para no defraudarse.

En el amor, como en los viajes de ida y vuelta, si uno se queda en el sitio siempre pierde dinero.

En amor el hombre se distingue de la mujer en que ella es la que dice las mayores tonterías y él el que las hace.

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