miércoles, 25 de enero de 2012

Poesía científica: Ricardo López Arcilla, 'Pronósticos de Hipócrates'. De la supuración (3, y fin)

DE LA SUPURACIÓN

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Sabrás claramente si al fin el abceso
Muy pronto o muy tarde se tiene que abrir,
Por todas aquestas razones de peso
Que voy a decir. .
Si ya en un principio dolor hay muy fuerte,
Si hay tos, y es difícil la respiracion,
Y si es por desgracia quizás de igual suerte
La expectoracion,
Entonces no hay duda, la vómica impía
La túnica rasga que envuelve su ser,
Dentro del aciago vigésimo día
De tanto doler.
Empero no habiendo dolor muy terrible,
Ni síntoma alguno de agüero cruel,
Se rompe más tarde la vómica horrible
Del término aquel.
Y entonces mas fácil respira el doliente,
Y ya no es tan vivo ni fuerte el dolor
Que lleno de pena tristísimo siente
Allá en su interior.
Mas antes que salga del cóncavo pecho
Por fácil camino la supuración ,
Se aumenta primero con grande provecho
La expectoración.

63

Por eso están libres de un triste suceso
Aquellos en quienes se ve con placer
Que ya desde el día que el mórbido absceso
Se llega a romper,
Se calma la fiebre y estado sediento,
Fastidio no causa tener que comer,
Y asaz figurado y escaso excremento
Se llega a expeler.
Que el pus que se arroja ligero y sin moco
Es blanco, sencillo, de simple color,
Y sale del pecho tosiendo muy poco
Sin que haya dolor.
Pues todas aquestas señales morbosas
Indican a veces con gran prontitud
Salvar al enfermo, tornando piadosas
A darle salud.
Y aquellas que tienen mayor semejanza
Con éstas no hay duda ninguna que son
Las que nos presentan mayor confianza
En dicha casión.
Mas grande peligro denotan por cierto
Sino disminuyen la fiebre fatal.
O si ésta aparece después de haber muerto
Su fuego letal.
Si hay sed, anorexia, diarria copiosa,
Si el pus es verdoso, si lívido el tal,
O bien pituita se arroja espumosa,
Es mala señal.
Y así los enfermos que están en tal caso
No pueden ya nunca la muerte evitar,
Y el sol de su vida allá en el ocaso
Se va a sepultar.
Y aquellos que juntas aquestas señales
No ofrecen, los unos se mueren también,
Los otros padecen larguísimos males
Y al fin curan bien.
De todo lo dicho por tanto conviene
Los signos morbosos saber deducir .
De todas las otras dolencias que tiene
O pueda el doliente tal vez adquirir.

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