Algo obtuve de ti que no sabría decir, o agradecer, con las
palabras:
Sé ahora que hay momentos que conservan, incluso en la memoria,
El poder increíble de hacernos más liviana
O aceptable la muerte.
Generosidad
Siéntate, bajo las ramas calladas de un árbol:
Un poco de agua fresca te bastará a sentir tu sed como deleite.
Guarda tu corazón por único tesoro,
Y no aspires a más: te será revelada
La generosidad nativa de los dioses: basta no esperar nada
Para gozarlo todo.
Sin esperanza
Cuanto traigan las horas,
Con el obsceno exceso de carmín de sus labios
No manche la esperanza; sea, escueto y desnudo, para sí suficiente.
No envilezcas la vida despreciándola:
Es más grande que tú.
No hay azar más difícil que saber valorar las cosas con justeza: el
ojo que las mire sin venderlas,
Ni venderse a sí mismo.
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