Las veletas son el carrusel de los pájaros... Ellos lo comprenden, y tienen especial predilección en montarse en ellas.
El pez más difícil de pescar es el jabón dentro del agua.
Las golondrinas juegan sobre la calle de cielo que corresponde a nuestra calle de tierra como párvulos en vacaciones o al salir de las escuelas.
Tocólogo debía ser el músico y no el partero... Pero nadie se atreve a cambiar los nombres que falsamente llevan las cosas.
Las agujas saltan como pulgas y desaparecen.
El chófer, dormido en el pescante del regio automóvil, apagado y parado las horas muertas junto a la verja del palacio, muy remoto y muy fantástico en el fondo del jardín, sueña que, vestido de frac y lleno de seducción, baila en la fiesta magnífica y deslumbradora, mientras a la puerta le espera un automóvil dirigido por un chófer hipócrita, inaguantable y ladrón, al que cuando salga zarandeará sin consideración y con un señorío riguroso para que se despierte.
Se apagan las sonrisas como las luces.
Los aeroplanos han sido inventados para cazar los globos que se les escapan a los niños en los jardines... Se han desviado de ese objeto con que les creó Dios, pero originariamente para eso fueron creados.
Los vasos de agua que se vierten son verdaderas trombas de agua, verdaderas inundaciones que sugieren una ley física nueva que se podría redactar así: “El agua que desaloja un vaso que se vierte, es infinitamente mayor que la que aparentaba contener”.
Hay que dejar que las imágenes se acerquen a nosotros. Nosotros nos podemos acercar a las cosas, pero no a las imágenes... Hacia las imágenes ni un paso voluntario.
Cuidado al volver las esquinas, porque todos los que son chatos se lo deben a un descuido al volver una esquina.
Después de tomar un chocolate con ensaimada se es burgués, profunda, panzuda e irremediablemente burgués.
Durante la noche, el gobierno está en crisis total.
Las mujeres rompen y abandonan medias y medias, como las serpientes sus camisas...
La pluma bebe como un pájaro en el pequeño bebedero redondo...
En otoño debían caer todas las hojas de los libros.
El pavo debía llevar un pañolito bajo el ala para limpiarse el moco.
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